domingo, 5 de octubre de 2014

MY INVENTIONS- CPS. 1 y 2

Introducción
Nikola Tesla nació en Croacia (entonces parte de Austria-Hungría) el 10 de julio de 1856, y murió el 7 de enero 1943. Fue el ingeniero eléctrico que inventó el motor de inducción AC (corriente alterna), que hizo posible la transmisión y distribución de electricidad universal. Tesla comenzó sus estudios de física y matemáticas en la Escuela Politécnica de Graz,  y luego tomó cursos de filosofía en la Universidad de Praga.Trabajó como ingeniero eléctrico en Budapest, Hungría, y posteriormente en Francia y Alemania.
En 1888 su descubrimiento de que un campo magnético podría ser hecho para rotar si dos bobinas se colocan en ángulo recto alimentadas con corriente alterna de 90A fuera de fase hizo posible la invención del motor de inducción de CA. La principal ventaja de este motor era operar sin “cepillo”, algo que en ese momento todos creían imposible Nt: el “brush” es un aparato por el que circula corriente entre cables estacionarios y partes móviles sobre un eje rotatorio, en generadores).Tesla se trasladó a Estados Unidos en 1884, donde trabajó para Thomas Edison, que rápidamente se convirtió en un rival por ser Edison ser un defensor de su sistema de transmisión de potencia inferior( DC). 
Durante este tiempo, se encargó a Tesla el diseño de los generadores de CA instalados en las cataratas del Niágara. George Westinghouse compró las patentes de su motor de inducción, y lo convirtió en la base del sistema de potencia de Westinghouse que todavía subyace en la industria de la energía eléctrica moderna de hoy.  También hizo una investigación notable en altos voltajes y la conducción inalámbrica de la electricidad; en un momento creó un terremoto que sacudió la tierra durante varios kilómetros a la redonda de su laboratorio de Nueva York (eso pasó en Colorado Springs; lo que se sacudió en NYC fue solo una cuadra- Nt). También ideó un sistema que anticipaba comunicaciones inalábricas en todo el mundo, máquinas de fax, radar, misiles radio-guiados y aviones.
Nikola Tesla es el verdadero profeta anónimo de la era electrónica; sin el cual nuestra radio,el encendido automático, teléfono, generadoras de corriente alterna de energía y transmisión, la radio y la televisión,todo hubiera sido imposible.Sin embargo, su vida y sus tiempos han desaparecido en gran medida del acceso público. Esta autobiografía fue liberada para remediar esta situación.  
Contenido
Capítulo 1 - Primeros años
Capítulo 2 - Experiencias Extraordinarias
Capítulo 3 - El campo magnético giratorio
Capítulo 4 - Bobina de Tesla y Transformador
Capítulo 5 - Las influencias que dan forma a nuestro destino
Capítulo 6 - El transmisor magnificador

Capítulo 1 - Primeros años


La invención es vitalmente dependiente del desarrollo progresivo del hombre. Es el producto más importante de su cerebro creativo. Su objetivo final es el dominio completo de la mente sobre el mundo material, el aprovechamiento de las fuerzas de la naturaleza para las necesidades humanas. Esta es la difícil tarea del inventor que es a menudo malentendido y sin recompensa. Pero él encuentra amplia compensación en lo grato del ejercicio de sus facultades y en el conocimiento de ser uno de esa clase excepcionalmente privilegiada sin la cual el hombre hubiera perecido hace mucho tiempo en la dura lucha contra los elementos despiadados.  
En cuanto a mí, yo ya he tenido más que mi medida completa de este exquisito disfrute; tanto, que durante muchos años mi vida era poco menos que el éxtasis continuo. Esto lo  atribuyo a ser uno de los más trabajadores y quizás estoy continuamente trabajando, si el pensamiento es el equivalente del trabajo, porque he dedicado a ello casi todas mis horas de vigilia. Pero si el trabajo se interpreta como una acción definitiva en un plazo determinado de acuerdo a una regla rígida, entonces puedo ser el peor de los ociosos.(ya lo decía mi profesora de matemática de cuarto año-Nt).Todo esfuerzo por obligación exige un sacrificio de energía vital. Nunca pagué un precio. (¡Idolo! Nt) Por el contrario, he prosperado en mis pensamientos. En un intento de dar cuenta de mis actividades conectadas y fieles a esta historia de mi vida, debo insistir, aunque a regañadientes, en las impresiones de mi juventud y de las circunstancias y eventos que han sido fundamentales en la determinación de mi carrera.  
Nuestros primeros esfuerzos son puramente instintivos, producto de una imaginación vívida e indisciplinada. A medida que envejecemos la razón se impone y nos volvemos cada vez más sistemáticos en el diseño. Pero esos primeros impulsos, aunque no inmediatamente productivos, son el producto del momento más grande de nuestras vidas y puede dar forma a nuestros propios destinos. De hecho, me siento ahora que de haberlos entendido y cultivado en vez de suprimirlos, habría añadido un valor sustancial a mi legado al mundo.
Pero no fue hasta que alcancé la edad adulta que me di cuenta de que yo era un inventor. Esto era debido a un número de causas. En primer lugar, yo tenía un hermano que estaba dotado en un grado extraordinario; uno de esos fenómenos raros de mentalidad que la investigación biológica no ha explicado. Su muerte prematura dejó a mis padres de la tierra desolados. (Voy a explicar mi comentario acerca de mis "padres de la tierra", más adelante.) (Espero que se refiera a la reencarnación; si me salen con Venus, esta es la biografía apócrifa de Margaret Storm-Nt) Teníamos un caballo que nos había traído un amigo muy querido. Era un magnífico animal de raza árabe, poseedor de inteligencia casi humana, fue cuidado y acariciado por toda la familia, y en una ocasión salvó la vida de mi querido padre en circunstancias extraordinarias. Mi padre había sido llamado una noche de invierno para llevar a cabo el deber imprescindible (presumo que para dar una extremaunción como sacerdote ortodoxo-Nt), y mientras cruzaba las montañas, infestadas de lobos, el caballo se asustó y huyó, lanzándolo violentamente al suelo. Llegó casa sangrando y exhausto, pero después de que se dio la voz de alarma, de inmediato salió corriendo de nuevo, volviendo al punto, y mientras el grupo de búsqueda estaba lejos, en el camino se encontraron con mi padre, que había recuperado la conciencia y vuelto a montar, sin darse cuenta que había estado tumbado en la nieve durante varias horas. Este caballo fue el responsable de las lesiones de mi hermano por las que murió. Fui testigo de la trágica escena y aunque hayan pasado tantos años desde entonces, mi impresión visual de aquello no ha perdido nada de su fuerza. El recuerdo de sus logros son tales que mis esfuerzos parecen aburridos en comparación. Cualquier cosa que hice acreditable sólo causó mis padres a sentir su pérdida con más intensidad, así que crecí con poca confianza en mí mismo. (ya me da curiosidad pensar que hubiera sido el mundo con Dane Tesla; de paso, prueba que su inteligencia era fruto de una excelente selección genética y no de Venus ni Marte, desde el momento en que su hermano era tanto o más inteligente que él, amén de que sus padres eran también extraordinariamente inteligentes. No todos los genios vienen de Marte, pensar eso es tener poca fe en la raza humana-Nt). Pero estaba lejos de ser considerado un muchacho estúpido, si he de juzgar por un incidente del cual tengo todavía un fuerte recuerdo. Un día los concejales pasaban por una calle donde yo estaba jugando con otros niños. El más antiguo de estos venerables señores, un rico ciudadano, se detuvo para darle una moneda de plata a cada uno de nosotros. Al llegar a mí,  de repente se detuvo y me dijo “Mírame a los ojos." .Me encontré con su mirada, mi mano extendida para recibir la moneda tan preciada, cuando para mi sorpresa, dijo "No, no puede obtener nada de mí; usted es demasiado inteligente." (y le cagó la moneda-Nt)
Solían contar una historia divertida acerca de mí. Yo tenía dos tías viejas con rostros arrugados, uno de ellos con dos dientes que sobresalen como los colmillos de un elefante, que ella enterraba en mi mejilla cada vez que me besaba. Nada me asustaba más que las perspectivas de ser besado por estas parientes afectuosas pero poco atractivas. Sucedió que mientras era llevado en brazos de mi madre, le preguntaron quién era la más bonita de las dos. Después de examinar atentamente sus rostros, respondí pensativo, señalando a una de ellas: "Esta de aquí no es tan fea como la otra”.
Por otra parte, desde mi nacimiento,me postularon para la profesión clerical y este pensamiento constantemente me oprimía. Yo anhelaba ser ingeniero, pero mi padre era inflexible. Él era el hijo de un oficial que sirvió en el ejército de Napoleón el Grande y al igual que su hermano, profesor de matemáticas en una institución prominente, había recibido una educación militar; pero, cosa singular, más tarde adoptó el clero en cuya vocación logró eminencia. Él era un hombre muy erudito, un filósofo de la naturaleza verdadera, poeta y escritor y sus sermones se dice que eran tan elocuente como los de Abraham o Santa Clara. Tenía una memoria prodigiosa y recitaba con frecuencia de principio a fin obras en varios idiomas. A menudo se comentó en broma que si algunos de los clásicos se perdieron podía restaurarlos. Su estilo de escritura era muy admirado. Él escribió frases cortas y concisas y llenas de ingenio y la sátira. Las observaciones humorísticas que hacía fueron siempre peculiares y características. Sólo para ilustrar, puedo mencionar uno o dos casos. Entre la ayuda, había un hombre bizco llamado Mane, empleado para hacer el trabajo alrededor de la granja. Estaba cortando leña un día; como él balanceó el hacha, mi padre, que estaba cerca y se sintió muy incómodo, le advirtió, "Por el amor de Dios, Mane, no golpee lo que mira sino a lo que intenta golpear”.En otra ocasión había salido a dar una vuelta,y un amigo  negligentemente permitió que su costoso abrigo de piel rozara la rueda del carruaje. Mi padre se lo recordó diciendo: “saca tu abrigo, estas arruinando mi rueda”. Tenía la manía de hablar consigo mismo y con frecuencia mantener una conversación animada y disfrutar de una acalorada discusión, cambiando el tono de voz; un oyente casual podría haber jurado que varias personas se encontraban en la sala. Aunque tengo que rastrear en la influencia de mi madre todo la inventiva que poseo, la formación que él me dio debió haber sido de ayuda. Comprendía todo tipo de ejercicios - como adivinar los pensamientos de otros, descubriendo los defectos de alguna forma de expresión, repitiendo frases largas o realizando cálculos mentales.Estas lecciones diarias tenían la intención de fortalecer la memoria y la razón, y sobre todo para desarrollar el sentido crítico, y fueron sin duda muy beneficiosos. Mi madre descendía de una de las familias más antiguas del país y una línea de inventores. Tanto su padre y su abuelo crearon numerosos implementos para el hogar, la agricultura y otros usos. Ella era realmente una gran mujer, de rara habilidad, coraje y  fortaleza, que había desafiado las tormentas de la vida y las había atravesado dejándole una experiencia difícil. Cuando tenía dieciséis años, una peste virulenta barrió el país. Su padre fue llamado para administrar los últimos sacramentos a los moribundos y durante su ausencia ella fue sola a ayudar  una familia vecina que fue devastada por la terrible enfermedad.Bañó, vistió y presentó los cuerpos, decorandolos con flores, según la costumbre del país, y cuando su padre regresó se encontró con todo listo para un entierro cristiano.
Mi madre era un inventor de primer orden y que, en mi opinión, ha logrado grandes cosas que no  estaban tan alejadas  de la vida moderna y sus múltiples posibilidades.  Ella inventó y construyó todo tipo de herramientas y dispositivos y tejió los mejores diseños de hilo. Ella incluso plantó semillas, cosechó las plantas y separó las fibras ella misma. Trabajaba incansablemente, desde el alba hasta la noche, y la mayoría de la prendas de vestir y muebles de la casa eran producto de sus manos. Cuando tenía más de sesenta años, sus dedos estaban todavía lo suficientemente ágiles como para atar tres nudos en una pestaña. Había otra razón y aún más importante para mi despertar tardío. En mi infancia yo sufría de una afección peculiar debida a la aparición de imágenes, a menudo acompañadas por fuertes ráfagas de luz, que estropeaban la vista de los objetos reales e interferían con mis pensamientos y acciones.Eran imágenes de cosas y escenas que realmente había visto, nunca imaginarias. Cuando se decía una palabra, la imagen del objeto que designaba se presentaba vívidamente ante mi vista y, a veces yo era incapaz de distinguir a la vez si llo que vi era tangible o no. Esto me causaba gran malestar y ansiedad. Ninguno de los estudiantes de psicología o fisiología que he consultado, nunca pudo explicar satisfactoriamente estos fenómenos. Parecen haber sido única aunque estaba probablemente predispuesto como sé que mi hermano tuvo un problema similar. La teoría que he formulado es que las imágenes eran el resultado de una acción refleja del cerebro en la retina bajo gran excitación. Ciertamente no eran alucinaciones, tales como las producidas en las mentes enfermas y angustiadas, ya que en otros respectos era normal y compuesto. Para dar una idea de mi angustia, supongo que yo había sido testigo de un funeral o algún espectáculo de una persona enferma de los nervios. E inevitablemente, en la quietud de la noche, un cuadro vivo de la escena se abría camino delante de mis ojos y persistía a pesar de todos mis esfuerzos para desterrarlo.Si mi explicación es correcta, debería ser posible proyectar en una pantalla la imagen de cualquier objeto como se concibe y hacerla visible. Tal avance revolucionaría todas las relaciones humanas. Estoy convencido de que esta maravilla puede y se llevará a cabo el día de mañana. Puedo agregar que he dedicado muchos pensamientos a la solución del problema. Me las he arreglado para reflejar tal cuadro, lo que he visto en mi mente, en la mente de otra persona, en otra habitación. Para librarme de estas apariciones que me atormentaban, traté de concentrar mi mente en otra cosa que había visto, y de esta manera me permitió obtener alivio temporal; pero para conseguirlo tenía que conjurar continuamente nuevas imágenes. No pasó mucho tiempo antes de que me di cuenta de que había agotado todos los de mi dominio; mi 'carrete' se había agotado por así decirlo, porque yo había visto poco del mundo - sólo los objetos en mi casa y el entorno inmediato. Cuando realizaba estas operaciones mentales por segunda o tercera vez, con el fin de perseguir las apariciones de mi visión, el remedio gradualmente perdió toda su fuerza. Entonces, instintivamente comencé a hacer excursiones más allá de los límites del mundo pequeño de los cuales tenía conocimiento, y vi nuevas escenas. Estas fueron al principio muy borrosas y confusas, y revoloteaban lejos cuando trataba de concentrar mi atención en ellas.Ellas ganaron en fuerza y ​​definición y finalmente asumieron el carácter concreto de las cosas reales. Pronto descubrí que lograba mejor confort si simplemente iba  en mi visión más y mas lejos, obteniendo nuevas impresiones todo el tiempo, y así comencé a viajar; por supuesto, en mi mente. Cada noche, (y, a veces durante el día), cuando estaba solo, yo comenzaba mis viajes - ver nuevos lugares, ciudades y países; vivir allí, conocer gente, hacer amistades y conocidos y, sin embargo increíble, era un hecho que ellos eran tan queridos para mí como los de la vida real, solo un poco menos intensos en sus manifestaciones. Esto lo hice constantemente hasta que tuve diecisiete años, cuando mis pensamientos se dirigieron seriamente hacia la invención.Entonces observé para mi deleite que podía visualizar con la mayor facilidad. No necesitaba modelos, dibujos o experimentos. Podía imaginar todo como real en mi mente. Por lo tanto he sido conducido inconscientemente a desarrollar lo que considero un nuevo método de materializar conceptos inventivos e ideas diametralmente opuesto a lo puramente experimental y es, en mi opinión, siempre mucho más rápida y eficiente. El momento en que uno construye un dispositivo para llevar a la práctica una idea en bruto, se encuentra inevitablemente absorto con los detalles del aparato. A medida que continúa la mejora y reconstrucción, su fuerza de concentración disminuye y se pierde de vista el gran principio subyacente. Los resultados pueden ser obtenidos, pero siempre con el sacrificio de la calidad. Mi método es diferente. No me apresuro en el trabajo real. Cuando tengo una idea, me pongo a la vez a construirla en mi imaginación; cambio la construcción, hacer mejoras y opero el dispositivo en mi mente. Es absolutamente irrelevante para mí si tengo mi turbina en el pensamiento o la pruebo en mi taller; incluso observo si está fuera de balance.No hay diferencia alguna; los resultados son los mismos. De esta manera soy capaz de desarrollar rápidamente y perfeccionar una concepción sin tocar nada.Cuando he ido tan lejos como para encarnar en la invención cualquier posible mejora que se me ocurre y no ver fallas en ninguna parte,es que pongo en forma concreta este producto final de mi cerebro. Invariablemente mi dispositivo funciona como he concebido que debería, y el experimento sale exactamente como lo había planeado. En veinte años no ha habido una sola excepción.¿Por qué debería ser de otra manera?
 Ingeniería, eléctricidad y mecánica,son positivas en los resultados. Apenas hay un tema que no se pueda examinar de antemano, a partir de los datos teóricos y prácticos disponibles. La realización en la práctica de una idea en bruto como generalmente se hace, es, sostengo, nada más que una pérdida de energía, dinero y tiempo.
Mi afección temprana tenía sin embargo, otra compensación. El esfuerzo mental incesante desarrolló mi capacidad de observación y me permitió descubrir una verdad de gran importancia. Yo había tomado nota de que la apariencia de las imágenes siempre era precedida por la visión real de escenas bajo condiciones peculiares y generalmente muy excepcionales, y estaba impulsado en cada ocasión a localizar el impulso original.  Después de un tiempo este esfuerzo llegó a ser casi automático y gané gran facilidad en la conexión de causa y efecto. Pronto me di cuenta, para mi sorpresa, que cada pensamiento que concebí fue sugerido por una impresión externa. No sólo esto, sino todas mis acciones fueron motivadas de un modo similar. En el curso del tiempo se hizo perfectamente evidente para mí que yo era simplemente una automatización dotada de capacidad de movimiento en respuesta a los estímulos de los órganos de los sentidos y de pensar y de actuar en consecuencia.(esta observación tiene cierto gusto a baja autoestima-Nt). El resultado práctico de esto fue el arte de la tele-automática, que ha sido hasta ahora llevada a cabo sólo de manera imperfecta. Sus posibilidades latentes eventualmente serán demostradas.He pasado muchos años planificando autómatas auto-controlado y creyendo que los mecanismos se pueden producir de forma que actuará como si estuviera poseído de la razón, en un grado limitado, y creará una revolución en muchos departamentos comerciales e industriales (I.A.-Nt). Yo tenía unos doce años de edad cuando por primera vez conseguí desterrar una imagen de mi visión por el esfuerzo voluntarioso, pero nunca tuve ningún control sobre los destellos de luz a la que me he referido. Eran, quizá, mi extraña y más inexplicable experiencia. Por lo general, se producían cuando me encontraba en una situación peligrosa o perturbadora, o cuando yo estaba muy eufórico. En algunos casos he visto todo el aire a mi alrededor lleno de lenguas de fuego vivo. Su intensidad, en vez de disminuir, aumentó con el tiempo y aparentemente alcanzó un máximo cuando tenía unos veinticinco años de edad.Estando en París en 1883, un importante  fabricante francés me envió una invitación a una expedición de tiro que acepté. Había estado mucho tiempo confinado en la fábrica y el aire fresco había tenido un efecto maravillosamente estimulante en mí. A mi regreso a la ciudad esa noche, sentí la sensación positiva de que mi cerebro se había incendiado. Yo era una luz, como si un pequeño sol se encontrara en él, y pasé toda la noche aplicando compresas frías en la cabeza torturada. Finalmente los destellos disminuyeron en frecuencia y fuerza pero tardaron más de tres semanas en desaparecer por completo. Cuando una segunda invitación se extendió a mí, mi respuesta fue un enfático NO!
Estos fenómenos luminosos todavía se manifiestan de vez en cuando, como cuando una nueva idea abriendo posibilidades me llama la atención, pero ya no son emocionantes, por ser de relativamente pequeña intensidad. Cuando cierro mis ojos, invariablemente observo en primer lugar, un fondo de color azul muy oscuro y uniforme, no muy diferente del cielo en una noche clara pero sin estrellas. En unos segundos este campo se anima con innumerables copos brillantes de verde, dispuestas en varias capas y avanzando hacia mí. Entonces aparece, a la derecha, un hermoso patrón de dos sistemas de líneas paralelas y muy próximas entre sí, en ángulos rectos entre sí, en todo tipo de colores con amarillo, verde, y en las que predomina el oro. Inmediatamente después, las líneas se vuelven más brillantes y el conjunto se ve densamente salpicado de puntos de luz centelleante. Esta imagen se mueve lentamente a través del campo de visión y en unos diez segundos se desvanece a la izquierda, dejando atrás una tierra de color gris bastante desagradable e inerte hasta que se alcanza la segunda fase. Cada vez, antes de dormirme, ante mi vista revolotean imágenes de personas u objetos, cuando los veo sé que estoy a punto de perder el conocimiento. Si están ausentes y no quieren venir, significa una noche de insomnio. Hasta qué punto la imaginación juega en mi vida temprana, puedo ilustrar con otra experiencia extraña. Como la mayoría de los niños,  era aficionado a saltar y desarrollé un intenso deseo de mantenerme a mí mismo en el aire. De vez en cuando un fuerte viento ricamente cargado con oxígeno soplaba desde las montañas, haciendo que mi cuerpo se sintiera ligero como el corcho y pensaba que luego iba a saltar y flotar en el espacio por mucho tiempo. Era una sensación muy agradable y mi decepción fue tremenda cuando más tarde me desengañé yo mismo.Durante ese período contraje muchos extraños gustos, aversiones y hábitos, algunos de los cuales se pueden rastrear a las impresiones externas, mientras que otros no tienen relación.Tenía una aversión violenta contra los pendiente de las mujeres, pero otros adornos, como pulseras, me complacen más o menos de acuerdo al diseño. La visión de una perla casi me hace dar un ataque, pero yo estaba fascinado con el brillo de cristales u objetos con bordes afilados y superficies planas. Yo no tocaría el pelo de otras personas, excepto, tal vez con la punta de un revólver. Tenía fiebre mirando un melocotón y si había un pedazo de alcanfor en cualquier parte de la casa, me causaba el malestar más agudo.Incluso ahora no soy insensible a algunos de estos impulsos perturbadores. Cuando se dejaban caer pequeños cuadrados de papel en un plato lleno de líquido, siempre tenía la sensación de un sabor peculiar y terrible en la boca. Contaba los pasos de mis paseos y calculaba el contenido cúbico de hondos, tazas de café y trozos de comida, de lo contrario no disfrutaba mi comida.Todos los repetidos actos u operaciones que realizaba tenían que ser divisibles por tres y si me perdía me sentia impulsado a hacerlo todo de nuevo, aunque tardara horas. Hasta la edad de ocho años, mi personaje era débil y vacilante. Yo no tenía ni valor ni fuerza para formar una firme resolución. Mis sentimientos llegaron en oleadas y oleadas y oscilaban sin cesar entre los extremos. Mis deseos me consumían,y como las cabezas de la hidra, se multiplicaban. Yo estaba oprimido por pensamientos de dolor en la vida y la muerte y el miedo religioso. Me dejaba llevar por la creencia supersticiosa y vivía con el temor constante del espíritu del mal, de los fantasmas, ogros y otros monstruos impuros de la oscuridad.  
Entonces, de repente, vino un tremendo cambio que alteró el curso de toda mi existencia. De todas las cosas,lo que mas me gustaban eran los libros. Mi padre tenía una gran biblioteca y cada vez que pude traté de satisfacer mi pasión por la lectura. Él no me lo permitió y volaba de rabia cuando me atrapaba en el acto. Escondió las velas cuando se enteró de que yo estaba leyendo en secreto; él no quería que yo me estropeara los ojos. Pero obtuve sebo, hice la mecha y las armé en moldes de estaño, y cada noche tapaba el ojo de la cerradura y las grietas y leía, a menudo hasta el amanecer, cuando todos los demás dormían y mi madre comenzaba sus arduas tareas diarias.En una ocasión me encontré con una novela titulada 'Aoafi,' (el hijo de Aba), una traducción al serbio de un escritor húngaro conocido, Josika. Este trabajo de alguna manera despertó mis poderes latentes de voluntad y empecé a practicar el autocontrol. Al principio mis resoluciones se desvanecieron como la nieve en abril, pero dentro de un rato conquistaron mi debilidad y sentí un placer que nunca conocí antes - el de hacer lo que quisiera. En esta época, este ejercicio mental vigorosa se volvió secundario a la naturaleza. Al principio mis deseos tuvieron que ser sometidos pero gradualmente deseo y la voluntad crecieron hasta ser idénticos. Después de años de tal disciplina gané de manera completa un dominio sobre mí mismo de forma que yo jugaba con pasiones que han supuesto la destrucción de algunos de los hombres más fuertes. A cierta edad contraje una manía por los juegos de azar que preocupó mucho a mis padres. Pero sentarme a jugar a las cartas era para mí la quintaesencia del placer. Mi padre llevó una vida ejemplar y no podía excusar el desperdicio sin sentido de mi tiempo y dinero en el que me di el gusto. Yo tenía una resolución fuerte, pero mi filosofía era mala. Yo le diría, 'Yo puedo parar siempre que quiera, pero que vale la pena renunciar a lo que me gustaría comparar con los goces del paraíso?'.En frecuentes ocasiones dio rienda suelta a su ira y desprecio, pero mi madre era diferente. Ella entendió el carácter de los hombres y sabía que la salvación sólo podía lograrse a través de sus propios esfuerzos. Una tarde, lo recuerdo, cuando yo había perdido todo mi dinero y se me antojó jugar, ella vino con un fajo de billetes y me dijo: 'Ve y diviértete. Cuanto más pronto se pierda todo lo que poseemos, mejor será. Sé que lo superarás." Ella estaba en lo cierto. Conquisté mi pasión entonces y allí y sólo lamentaba que no hubiera sido cien veces más fuerte. No sólo lo vencí lo arranqué de mi corazón, para no dejar ni un rastro de deseo. Desde entonces he sido tan indiferente a cualquier forma de juego como a juntar dientes. Durante otro período, yo fumaba en exceso, amenazando con arruinar mi salud. Entonces mi voluntad se impuso y no sólo se detuvo, sino destruyó toda inclinación. Hace mucho tiempo yo sufría de problemas del corazón, hasta que descubrí que era debido a la taza de café inocente que consumía todas las mañanas. La discontinué a la vez, aunque confieso que no fue una tarea fácil. De esta manera he comprobado y sujetado otros hábitos y pasiones, y no sólo he conservado mi vida, sino que obtuve  una inmensa cantidad de satisfacción de lo que la mayoría de los hombres considerarían privaciones y sacrificio.
Después de terminar los estudios en el Instituto Politécnico y Universidad, tuve una crisis nerviosa y mientras la enfermedad duró observé muchos fenómenos, extraños e increíbles ...  

Capítulo 2 - Experiencias Extraordinarias


Me detendré brevemente en estas experiencias extraordinarias, a causa de su posible interés para los estudiantes de psicología y fisiología y también porque este período de agonía fue el  de la mayor consecuencia en mi desarrollo mental y trabajos posteriores. Pero es indispensable relacionar primero las circunstancias y condiciones que les precedieron y en las que se podrían encontrar su explicación parcial.
Desde pequeño me vi obligado a concentrar la atención sobre mí mismo. Esto me causó mucho sufrimiento, pero a mi actual punto de vista, fue una bendición disfrazada porque me ha enseñado a apreciar el valor inestimable de la introspección en la preservación de la vida, así como un medio para el logro. La presión de la ocupación y la corriente incesante de impresiones que se vierten en nuestra conciencia a través de todas las puertas de enlace de conocimiento hacen la existencia moderna peligrosa en muchos sentidos. La mayoría de las personas están tan absortas en la contemplación del mundo exterior que son totalmente ajenos a lo que está pasando en su interior. La muerte prematura de millones es principalmente atribuible a esta causa. Incluso entre aquellos que se cuidan, es un error común evitar imaginaria e ignorar los peligros reales. Y lo que vale para un individuo también se aplica, más o menos, a un pueblo en su conjunto.
La abstinencia no siempre fue de mi agrado, pero me parece una amplia recompensa en las experiencias agradables que ahora voy teniendo. Sólo con la esperanza de convertir a algunos a mis preceptos y convicciones voy a recordar una o dos. Hace poco tiempo yo regresaba a mi hotel. Era una noche crudamente fría, el suelo resbaladizo, y no venía ningún taxi. A media cuadra detrás de mí seguía otro hombre, evidentemente, tan ansioso como yo para conseguir llegar a cubierto. De repente mis piernas estaban arriba en el aire. En el mismo instante hubo un destello en mi cerebro. Los nervios respondieron, los músculos contraídos. Me levanté en 180 grados y aterricé sobre mis manos. Reanudé mi camino como si nada hubiera pasado, cuando el desconocido me alcanzó.
"¿Cuántos años tiene?" , preguntó, examinándome críticamente. "Oh, alrededor de cincuenta y nueve años," respondí, "¿Y qué?"
"Bueno," dijo él, "he visto a un gato hacer esto, pero nunca a un hombre."
Hace aproximadamente un mes quería hacerme nuevos anteojos y fui a un oculista que me hizo las pruebas habituales. Me miró con incredulidad cuando leí con facilidad la letra más pequeña a una distancia considerable. Pero cuando le dije que yo tenía más de sesenta años, se quedó sin aliento con asombro. Algunos de mis amigos comentan a menudo que mis trajes me calzan como guantes, pero no saben que toda mi ropa está hecha con las medidas que fueron tomadas hace casi quince años y nunca cambiaron. Durante este mismo período, mi peso no ha variado una libra. A este respecto puedo contar una historia divertida.
Una noche, en el invierno de 1885, el Sr. Edison, Edward H. Johnson, el Presidente de la Edison Illuminating Company, el Sr.Batchelor, Director de las obras, y yo, entramos en un pequeño lugar opuesto al 65 Firth Avenue, donde se encuentran las oficinas de la empresa. Alguien sugirió adivinar pesos y me hicieron subir a una balanza.Edison me evaluaba todo y dijo: "Tesla pesa 152 libras y una onza," y lo adivinó exactamente; despojado pesaba 142 libras, y sigue siendo mi peso. Le susurré al Sr. Johnson: "¿Cómo es posible que Edison pudo adivinar mi peso tan de cerca?"  "Bueno," dijo, bajando la voz.,"voy a decirle algo de manera confidencial, pero no debe decir nada. Fue empleado durante mucho tiempo en un matadero de Chicago donde pesaba miles de cerdos cada día.Es por eso." .Mi amigo, el Excmo. Chauncey M. Dupew, contaba  de un inglés que del que surgió una de sus anécdotas originales y que escuchaba con una expresión de desconcierto, pero un año después, se echó a reír a carcajadas. Francamente confesaré que me llevó más tiempo del que debía, apreciar la broma de Johnson. Ahora, mi bienestar es simplemente el resultado de un modo cuidadoso y medido de la vida y tal vez lo más sorprendente es que tres veces en mi juventud fui rendido por alguna enfermedad de una ruina física irremediable y desahuciado por los médicos. Más que esto, a través de la ignorancia y despreocupación, me metí en todo tipo de dificultades, los peligros y las raspaduras de la que me liberé como por encanto. Casi me he ahogado, sepultado, perdido y congelado. Tuve escapes que quitaban el aliento de perros rabiosos, cerdos y otros animales salvajes. Pasé por enfermedades terribles y me encontré con todo tipo de percances impares y que yo esté completo y saludable hoy parece un milagro. Pero cuando recuerdo estos incidentes en mi mente, me siento convencido de que mi preservación no era del todo accidental, pero era en realidad la labor del poder divino. El esfuerzo de inventor es esencialmente salvar la vida, ya sea aprovechando  las fuerzas, mejorando los dispositivos, o proporcionando nuevas comodidades y confort, es que suma a la seguridad de nuestra existencia. También está mejor calificado que el individuo medio para protegerse en peligro, porque está  atento y lleno de recursos. Si no tuviera ninguna otra evidencia de que yo estaba, en cierta medida, en posesión de tales cualidades, la encontraría en estas experiencias personales. El lector podrá juzgar por sí mismo si menciono uno o dos casos. En una ocasión, cuando unos catorce años, quería asustar a algunos amigos que se estaban bañando conmigo. Mi plan era bucear bajo una estructura flotante larga y salir en silencio en el otro extremo. La natación y el buceo vinieron a mí con tanta naturalidad como a un pato y yo estaba seguro de que podría realizar la hazaña. En consecuencia me sumergí en el agua y, cuando estuve fuera de la vista, di la vuelta y fui rápidamente hacia el lado opuesto. Pensando que yo estaba con seguridad más allá de la estructura, me levanté a la superficie, pero a mi consternación me impacté contra una viga. Por supuesto, rápidamente me zambullí y siguió adelante con brazadas rápidas hasta que mi aliento volvió otra vez.  Tratando de salir por segunda vez, mi cabeza golpeó de nuevo con una viga.Comenzaba a desesperarme; entonces, invocando toda mi energía, hice un tercer intento desesperado, pero el resultado fue el mismo. La tortura de la falta de aire era insoportable, mi cerebro daba vueltas y sentí que me hundía. En ese momento, cuando mi situación parecía absolutamente desesperada, experimenté uno de esos destellos de luz y la estructura anterior se presentó ante mi visión. Yo tampoco discerní o supuse que había un pequeño espacio entre la superficie del agua y las juntas que descansan sobre las vigas y, casi inconsciente, floté boca arriba, apreté mi boca cerca de los tablones y logré respirar un poco de aire, lamentablemente mezclado con un chorro de agua, que casi me ahogó. Varias veces repetí este procedimiento como en un sueño, hasta que mi corazón, que latía a un ritmo tremendo, se calmó, y gané compostura.Después de una serie de inmersiones infructuosas, habiendo perdido por completo el sentido de la orientación, finalmente logré salir de la trampa cuando mis amigos ya se habían dado por vencidos y estaban pescando mi cuerpo.Esa temporada de baños se echó a perder por mi imprudencia, pero pronto me olvidé la lección y sólo dos años más tarde caí en una situación peor.
Había un gran molino de harina con una presa a través del río cerca de la ciudad donde yo estaba estudiando en ese momento. Como regla general, la altura del agua estaba a sólo dos o tres centímetros por encima de la presa y nadar era un deporte no muy peligroso en el que a menudo me di el gusto. Un día me fui solo al río para disfrutar de mí mismo como de costumbre. Cuando estaba a poca distancia de la albañilería, sin embargo, me quedé horrorizado al observar que el agua había subido y me fue llevando a lo largo rápidamente. Traté de escapar, pero ya era demasiado tarde. Por suerte, sin embargo, me salvé de ser barrido asiéndome de la pared con ambas manos. La presión en mi pecho era enorme y apenas podía mantener la cabeza por encima de la superficie. No había un alma a la vista y mi voz se perdió en el rugido de la caída. Lenta y gradualmente me sentí agotado e incapaz de soportar la presión por más tiempo. Justo cuando estaba a punto de dejarme ir, para estrellarme contra las rocas de abajo, vi en un destello de luz un diagrama conocido que ilustra el principio hidráulico que la presión de un fluido en movimiento es proporcional a la superficie expuesta y automáticamente giré hacia mi lado izquierdo. Como por arte de magia, se redujo la presión y me pareció relativamente fácil en esa posición resistir la fuerza de la corriente. Pero todavía enfrentaba el peligro. Sabía que tarde o temprano sería llevado hacia abajo, ya que no era posible para cualquier ayuda llegar a tiempo, incluso si hubiera podido llamar la atención. Soy ambidiestro ahora, pero entonces yo era zurdo y tenía relativamente poca fuerza en mi brazo derecho, por esta razón no me atrevía a girar hacia el otro lado para descansar y no quedaba más que empujar lentamente mi cuerpo a lo largo de la presa. Tuve que salir del molino hacia el que mi cara se volvió, donde la corriente era mucho más rápida y más profunda. Fue un largo y doloroso calvario y casi fracasé al final, porque me encontré con una depresión en la mampostería. Me las arreglé para conseguir más con la última gota de mi fuerza y ​​caí desmayado cuando llegué a la orilla, donde me encontré. Me había roto prácticamente toda la piel de mi lado izquierdo y tomó varias semanas antes de que la fiebre hubiera desaparecido y estaba bien.
Estos son sólo dos de muchas anécdotas, pero pueden ser suficientes para mostrar que si no hubiera sido por el instinto del inventor, yo no habría vivido para contarlo. Las personas interesadas a menudo me han preguntado cómo y cuando empecé a inventar. Esto sólo puedo responderlo con el recuerdo a la luz de los cuales, el primer intento que recuerdo era bastante ambicioso porque implicó la invención de un aparato y un método. En el primero estaba previsto, pero el tardío era original. Sucedió de esta manera. Uno de mis compañeros de juego había conseguido un anzuelo y aparejos de pesca que creó toda una emoción en el pueblo, y ya a la mañana siguiente empezó a atrapar ranas. Me quedé solo y abandonado a causa de una pelea con este muchacho. Yo nunca había visto un anzuelo real y lo imaginaba como algo maravilloso, dotado de cualidades peculiares, y estaba desesperado por no ser parte. La necesidad me instó, de alguna manera me hice con un trozo de alambre de hierro dulce, martillé el extremo como una punta aguda entre dos piedras, lo doblé en forma de U y lo até a una cuerda fuerte. Luego corté una varilla, recogí algo de cebo, y me fui al arroyo donde había ranas en abundancia. Pero no podía atrapar ninguna y estaba casi desanimado cuando se me ocurrió colgar el gancho vacío delante de una rana que se sentó en un tocón.En un primer momento se desplomó, pero poco a poco sus ojos se abrieron y se inyectaron en sangre, se hinchó al doble de su tamaño normal e hizo un feo chasquido hacia el anzuelo. Inmediatamente lo retiré. Lo intenté una y otra vez y el método resultó infalible. Cuando mis compañeros, que a pesar de su fino equipo no habían pescado nada, se acercaron a mi verdes de envidia. Durante mucho tiempo lo mantuve en secreto y disfruté del monopolio, pero finalmente cedí al espíritu de la Navidad. Cada niño entonces podría hacer lo mismo y el verano siguiente trajo el desastre a las ranas. En mi siguiente intento, parece que hubiera actuado bajo el primer impulso instintivo que más tarde me dominó - para aprovechar las energías de la naturaleza al servicio del hombre. Hice esto por medio de insectos de mayo, junio o bichos como se les llama en los Estados Unidos, que eran una verdadera plaga en ese país y, a veces rompían las ramas de los árboles por el peso de sus cuerpos. Los arbustos estaban negros de ellos. Se me ocurrió conectar hasta cuatro de ellos a un travesaño, giratoriamente dispuesto sobre un husillo delgado, y transmitir el movimiento de la mismo a un disco grande y darle considerable 'poder'. Estas criaturas eran muy eficiente, pues una vez que comenzaron, no tenían sentido para detenerse y siguió dando vueltas durante horas y horas y cuanto más calor había, más difícil que trabajaban. Todo fue bien hasta que un extraño muchacho llegó al lugar. Era hijo de un oficial retirado del ejército austríaco. Ese erizo se comió los bichos de mayo vivos y disfrutaba mucho de ellos, como si fueran las mejores ostras azules de punto. Esa visión repugnante termino con mis esfuerzos en este campo prometedor y nunca desde entonces he sido capaz de tocar un escarabajo o cualquier otro insecto para el caso.Después de eso, creo, me propuse desmontar y montar los relojes de mi abuelo. En la operación anterior siempre tuve éxito, pero a menudo fallaba en la última. Así fue que llevó mi trabajo a un alto repentino de una manera no muy delicada y tardó treinta años antes de que abordé otro reloj nuevo. Poco después, comencé a fabricar un tipo de pistola de juguete que comprendía un tubo hueco, un pistón, y dos tapones de cáñamo. Cuando se disparaba el arma, el pistón se presionaba contra el estómago y el tubo se empujaba hacia atrás rápidamente con ambas manos. El aire entre las clavijas se comprimía y se elevaba a temperatura alta y expulsaba una fuerte detonación. El arte consistía en la selección de un tubo de la medida adecuada de los tallos huecos que se encuentran en nuestro jardín. Me fue muy bien con esa arma, pero mis actividades interferían con los cristales de las ventanas de nuestra casa y me reuní con desaliento doloroso. Si no recuerdo mal, entonces me puse a tallar espadas de piezas de mobiliario que yo podría obtener convenientemente. En ese momento yo estaba dominado por la poesía nacional serbia y lleno de admiración por las hazañas de los héroes. Solía pasar horas cortando mis enemigos en forma de tallos de maíz, arruiné los cultivos y me llevé varias palizas de mi madre.
Por otra parte, no se trataba del tipo formal, pero el artículo genuino. Tuve todo esto y más detrás de mí  antes de que tuviera seis años y hubiera pasado por un año de la escuela primaria en el pueblo de Smiljan, donde vivía mi familia. En esta situación nos trasladamos a la pequeña ciudad cercana de Gospic.Este cambio de residencia era como una calamidad para mí. Casi me rompió el corazón apartarme de nuestras palomas, gallinas y ovejas, y nuestra magnífica bandada de gansos que se levantaba hacia las nubes en la mañana y regresaba de las zonas de alimentación en el ocaso en formación de batalla, tan perfecta que habría puesto un escuadrón de los mejores aviadores del día de hoy en vergüenza. En nuestra nueva casa no era más que un prisionero, mirando gente extraña a través de mis persianas.Mi timidez era tal que preferiría haber enfrentado a un león rugiente que uno de los tipos de la ciudad que paseaban. Pero mi juicio más duro llegó el domingo, cuando tuve que vestirme y asistir al servicio.Allí me pasó un accidente, la sola idea de lo pasó hizo mi sangre cuajar como leche cortada durante años después. Fue mi segunda aventura en una iglesia. No mucho antes, estuve sepultado por una noche en una antigua capilla en una montaña inaccesible que era visitada sólo una vez al año. Fue una experiencia horrible, pero éste era peor. Había una señora adinerada de la ciudad, buena pero pomposa, que solía venir a la iglesia magníficamente pintada y vestida con una cola enorme y asistentes. Un domingo yo acababa de hacer sonar la campana en el campanario y me precipité escaleras abajo, cuando este gran dama pasó barriendo y salté sobre su cola. Se la arranqué con un ruido que sonó como la rasgadura de una salva de fusilería disparada por reclutas. Mi padre se puso lívido de rabia. Él me dio una palmada suave en la mejilla, el único castigo corporal alguna vez me administró, pero casi lo siento ahora. La vergüenza y la confusión que siguieron fueron indescriptibles. Yo estuve prácticamente condenado al ostracismo hasta que sucedió algo más que me liberó en la estima de la comunidad. Un joven comerciante emprendedor había organizado un cuerpo de bomberos. Se adquirió un nuevo camión de bomberos, uniformes y los hombres estaban  preparados para el servicio y el desfile. El camión fue bellamente pintado de rojo y negro. Una tarde, el jurado oficial estaba preparado para la máquina y fue transportada al río. Toda la población acudió a presenciar el gran espectáculo. Cuando se concluyeron todos los discursos y ceremonias, dieron la orden a la bomba, pero de la boquilla no venia ni una gota de agua.Los profesores y expertos trataron en vano de localizar el problema. El fiasco era completo cuando llegué a escena. Mi conocimiento del mecanismo era nulo y no sabía casi nada de presión de aire, pero instintivamente yo sentía que era la manguera de aspiración en el agua y  encontré que se había colapsado. Cuando me metí en el río y la abrí, el agua corrió adelante y  se echó a perder un poco de ropa de domingo. Arquímedes corriendo desnudo por las calles de Siracusa gritando Eureka a toda voz no hizo una impresión mayor que yo. Me llevaron en hombros y fui el héroe del día.
Al establecernos en la ciudad comencé un curso de cuatro años, en la llamada Escuela Normal preparatoria para mis estudios en la universidad o Real-Gymnasium. Durante este período, mis esfuerzos y hazañas juveniles, así como problemas, continuaron. Entre otras cosas, alcancé la distinción única de campeón de caza de cuervos en el país.Mi método de procedimiento era extremadamente simple. Me gustaba ir al bosque, ocultarme entre los arbustos, e imitar la llamada de los pájaros. Por lo general, me gustaba tener varias respuestas y en un corto tiempo un cuervo revoloteaba hacia abajo en los arbustos cerca de mí. Después de eso, todo lo que tenía que hacer era lanzar un trozo de cartón para distraer su atención, saltar y agarrarlo antes de que pudiera liberarse de la maleza. De esta manera me gustaba capturar tantos como yo deseaba. Pero en una ocasión ocurrió algo que me hizo respetarlos.Había cogido un buen par de pájaros y regresaba a su casa con un amigo. Cuando salimos del bosque, miles de cuervos se habían reunido haciendo un escándalo espantoso. En pocos minutos se levantaron en la búsqueda y pronto nos envolvieron. La diversión duró hasta que de repente recibí un golpe en la parte posterior de mi cabeza que me tiró al suelo.Luego me atacaron con saña. Me vi obligado a liberar a los dos pájaros y contento me uni a mi amigo que se había refugiado en una cueva.
En la sala de la escuela había unos pocos modelos mecánicos que me interesaban y volví mi atención a las turbinas de agua. Construí muchas de estas y encontré un gran placer para su manejo. Un incidente puede ilustrar qué extraordinario era mi vida. Mi tío tenía ningún uso para este tipo de pasatiempo y más de una vez me reprendió. Yo estaba fascinado por la descripción de las cataratas del Niágara que había leído detenidamente, y imaginé una gran rueda dirigida por las cataratas. Le dije a mi tío que iba a ir a Estados Unidos y llevar a cabo este plan. Treinta años más tarde estaba llevaron a cabo mis ideas en las Cataratas y me maravillé ante el misterio insondable de la mente.

Hice todo tipo de artilugios y artefactos, pero entre ellos, las ballestas que produje fueron los mejores. Mis flechas, cuando eran cortas, desaparecian de la vista y a corta distancia atravesaban un tablón de pino de una pulgada de espesor. A través del ajuste continuo de los arcos desarrollé una piel en mi estómago muy parecida a la de un cocodrilo y, a menudo me pregunto si es debido a este ejercicio que soy capaz de digerir incluso ahora adoquines! Tampoco puedo pasar en silencio mis actuaciones con la honda que me han permitido dar una exhibición impresionante en el Hipódromo. Y ahora voy a contar de uno de mis hazañas con este único implemento de guerra que pondrá a prueba al máximo la credulidad del lector.Estaba practicando mientras caminaba con mi tío a lo largo del río. El sol se estaba poniendo, las truchas eran juguetones y de vez en cuando una se disparaba en el aire, su cuerpo reluciente claramente definido contra una roca que sobresalía más allá. Por supuesto que cualquier niño podría haber golpeado un pez en estas condiciones propicias, pero emprendí una tarea mucho más difícil y predije a mi tío, hasta el último detalle, lo que pretendía hacer. Iba a lanzar una piedra para atraer a los peces, presionar su cuerpo contra la roca, y cortarlo en dos. Se lo dije antes de hacerlo. Mi tío me miró casi asustado de mi ingenio y exclamó "Vade Retra Satanae!" y recién unos días después me habló de nuevo. Otros registros, por grande, serán eclipsados ​​pero siento que yo podría descansar en paz en los laureles durante mil años. 

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